Mistifique lo ordinario de mi vida e hice de mis sentimientos un reducto cristalino de mis impulsos, todo transparente, todo puro, y hoy que se han ennegrecido los días de esperanza, vuelvo a mi ser más primitivo, más indomable, más cercano, más humano.
Las cartas del pasado sólo me entristecen, me confunden, me esfuerzo como lector y como autor para tratar de entender ese estadio de mi vida y sin embargo, el tiempo de lamentos ha quedado atrás que sólo puedo leer de nuevo lo escrito como un simple observador, los sentimientos de acabose murieron con ese paso evolutivo, o tal vez involutivo.
Tal vez sería mejor dedicarme de lleno a la nada, a la rutina, a las cosas que alguna vez me impulsaron a escaparme, a viajar a la utopía que reconstruía con mi crítica, mi descontento y mi desacierto; tomando al desencanto como bandera, pero entonces mi alma se rebela y me arrastra por la tierra, por el polvo quimérico del que se supone estamos hechos, y me doy cuenta de que soy pequeño, frágil, un dios incapaz de rehacer su universo para los demás. Me inclino y medito mi franca disyuntiva de ser dios y un insecto.
Luis E. Olivares Guevara
PD. Seguimos con esta tradición casi olvidada del Blo.
Feliz Fin de semana.
2 comentarios:
Estimado insecto: te estimo y estoy contigo para recrear el universo o arrastrarme por el suelo ¿porque no? sigo pendiente de ti.
OHHH mi estimado lector, a dónde te habrás de ir conmigo... a cualquier lugar menos al olivido...Gracias por estar pendiente de mis constantes caídas.
Atte Luis E. Olivares
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