En 1970 cuando se instauró el día de la tierra los niveles de contaminación eran alarmantes, hablando principalmente de los países industrializados, y a pesar de que hoy ciertos niveles de contaminantes se han reducido, lo cierto es que se actuó lento y se actuó tarde.
Hoy la alarma persiste, el sistema en el que el héroe es el empresario capitalista triunfador, parece que adolece de sus propias contradicciones, las mismas que hoy lo han puesto contra la pared. En efecto este sistema del cual todos dependemos alienta el consumo desmedido, porque de hecho es lo que genera la riqueza mal distribuida, pero al fin y al cabo riqueza, empleos, bienes, patrimonio, dinero, que alentará nuevamente el consumo con el cuál sobreviven todas las empresas. Pensar en empresas sustentables apenas es el comienzo de una toma de conciencia en todos pero aún estamos muy lejos de desarrollar un verdadero modelo de negocios y propiamente un sistema mundial que nos permita subsistir como especie. Finalmente algún día, hablando estrictamente a niveles geológicos, más temprano que tarde, nosotros desapareceremos como especie y la Tierra finalmente podrá ser restaurada. Sin importar si morimos por nuestra propia mano, o por motivos apocalípticos, el planeta tiene la capacidad de regenerarse y aún de recuperar su riqueza biológica, crear nuevas especies por las tantas que bajo la sombra del hombre han desaparecido. Pero nosotros.... nosotros... en efecto nosotros también podemos armonizar con nuestro amado planeta, pero replantearse a estas alturas un nuevo modelo que "no" promueva el consumo desmedido, del que vivimos todos, se nos antoja un tanto difícil.
Por lo pronto no esta demás retrasar el proceso de deterioro de nuestro Planeta, la actitud cínica y fatalista no cabe aquí. Porque finalmente sí es útil cuidar el agua, sí es útil consumir menos energía, sí es útil ser un consumidor inteligente y responsable, sí es útil reciclar, sí es útil reutilizar, sí es útil reparar.
Feliz día Tierra, el día de mañana tal vez otras especies te celebren mejor que la nuestra.
Luis E. Olivares
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