miércoles, 9 de junio de 2010

MELANCOLÍA POR EL FIN DEL MUNDO



Hoy amanecí con una preocupación alejada de toda sensatez y veracidad científica: el fin del mundo. No les ha ocurrido que se despiertan un día y les angustia la desesperanza del ser humano. Un ser arrojado a sus propias contradicciones, a sus propias angustias, a su propio veneno... entonces el fin del "mundo", del mundo de nuestra humanidad, de lo que nos separa de seres "irracionales", se hace evidente.
Y es que no sólo es la chabacanería barata de las interpretaciones mediocres de escritos mayas, o la insensata elucubración sobre Nostradamus, es solo que al final del camino están nuestros propios deseos de destrucción, y es que parece que el hombre clama continuamente por un fin espectacular, casi hollywoodesco del mundo, de su mundo, de la civilización, de los lugares comunes. Vivimos encantados de nuestros propios temores, de modo que cuando algún vivaz se atreve a "profetizar" el fin del mundo, de inmediato esa "alarma" de angustia del día del juicio, se enciende y comenzamos a imaginar "nuestro propio fin". Y no, no es la introspección regulada de nosotros en medio de la muerte, como un proceso psicológico y de aceptación tanatológica, esto es diferente. Es la sensación de renovación del sentido de la realidad, aunque ello implique borrar la nuestra, borrar todo lo que alguna vez adquirió significado en nuestra civilización, esta civilización que se vuelve cada vez más violenta, más cínica, más despreocupada, más alevosa... tal vez es ese deseo de mandar al diablo todo, y a todos...

No, no es posible, bueno ya estoy de vuelta... la angustia parece retirarse, pero estoy seguro que volverá...

Luis E. Olivares

PD. Gracias a las personitas que me llamaron "cursi" por mi última reflexión... la verdad es que se me antojaba un poco más "agresivo" el calificativo... pero eso está perfecto....en breve más "cursilerías".

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