lunes, 23 de marzo de 2009

LA REVOLUCIÓN MEXICANA DE 2010 PARTE II

Aunque para muchos es discutible, algunos creen que el suceso que detonó este gran movimiento nacional, fue lo que sucedió hace casi ocho meses, cuando a pesar de su poder y de toda su influencia política y monetaria la Maestra, líder del sindicato de maestros caería asesinada en la Ciudad de México.

Es cierto, muchos deseabamos verla fuera de la política, por el bien de la educación en el país, por el bien de todos y al menos por una pizca de dignidad en la política mexicana, que parecía ya una mercancía que se vendía al mejor postor. Los votos negociables, el sindicato como rehén de intereses ajenos, los ríos de dinero que fluían por la Alianza Educativa, los líderes como nuevos millonarios, mientras que veíamos el caso de maestros como Esteban de Oaxaca que días antes era asesinado en extrañas circunstancias por atreverse a denunciar que la Alianza Educativa sólo engrosaba las carteras de unos pocos, mientras que condenaba a la educación del país al ostracismo.

Y entonces pasó, fue un desayuno del Sindicato, la líder retadora, sin temor ni precauciones complementarias, se atrevió a caminar unas calles afuera de su famoso "búnker" en Santa Fe, todo fue muy rápido, un maestro conocido de la maestra, el arma ligera, el disparo certero, el momento inmediato, los gritos, la alarma, los nuevos disparos, todos temblaban, aún el presidente azul, a quién siempre achacamos su servilismo a favor de esa líder, sus canonjías, su eterno agradecimiento por haber girado las "tuercas" necesarias para que alcanzara el lugar en dónde estaba, una presidencia sin legitimidad, patrocinada por todos los poderes de facto del país.

La noticia se extendió rápidamente, un detenido, miles de dudas, el peso sin detenerse se ubicaba en los 2o pesos, los capitales volaban, el país se derrumbaba y muchos políticos veían amenazados también sus privilegios, aquella "viga" oxidada parecía más un soporte del andamiaje político que un estorbo obligado a ser removido.

La siguiente muerte parecía anunciar una extraña ola de justicia política, esta vez el asesino también moriría, dejando aún más dudas...

Continuará...

Luis E. Olivares

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