Llámese el lunes al día menos glorificado por la sociedad del consumo y del hedonismo, el día en el que terminan los días de ocio.
Pero para los que se jactan de un vitalismo desmesurado el lunes es un día de reivindicación al trabajo, a la saturación, al biendecir en la oficina pulcra, creo que hemos pagado el precio y seguimos dispuestos al trabajo, dejando los días referenciados como símbolo de un capitalismo hoy sobrevalorado.
Entonces agradezcamos que exista el lunes como recordatorio a nuestras cartas aspiracionales por el trabajo bien remunerado, por el sistema de consumo que ahora también nos convierte en un objeto del mismo, porque no somos como los "otros", los desempleados, para los que los días pasan sin diferencia, con rencores escondidos en las horas de los lunes cuando se despiertan de nuevo a su pesadilla.
Y sin embargo este sistema no es un sistema de fe, por lo que podemos de vez en cuando dudar si toda la estructura es correcta,m si en verdad nos movemos libremente redimiendonos en nuestro trabajo que de vez en cuando también se convierte en un escape de nuestros propios pensamientos de crítica y duda.
Sin embargo si hay que celebrar algo, celebremos que aun podemos detenernos y cuestionar todo, al menos para saber que seguimos vivos y que no somos una pizca más de este sistema de "buena fe", de este mundo de consumo, en donde los símbolos son el estatus de aquel quién más posea.
Yo por ahora, termino con esta divagación, esperando que no sea la última.
Saludos
Luis
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