Como muchos las grandes decepciones siempre me dejaron buenos hijos, entre ellos el hábito de escribir mis frustraciones, tal vez por eso no he caído en la locura total, porque puedo transpirar mis propias palabras y sacarlas desde adentro.
Estas palabras nacieron precisamente pensando en que jamás volvería a escribir.
Los dejo con ellas, seguiremos adelante.
"No creí tener el valor para volver a escribir, mis letras eran las hijas desterradas que regresaban a la tierra que las parió con dolores y mucho pesar. Me había condenado a mí mismo para que mi mente no produjera más palabras en el silencio para que luego se convirtieran en hijas rebeledes y cobraran vida independiente de mí. No más frases eternas, no más versos, no más retórica, no más coherencia.
Era el ausente, el que un tiempo prefirió ignorar más cosas de las que creía conocer para cuando regresase al lugar común, mi indigencia intelectual me humillara aún más. Y ahora que estoy de regreso no tengo mucho que decir, mis palabras forzadas apenas pueden mantenerse en pie, y sin embargo pienso en todos los momentos que se fueron con mi alma, que se llevaron parte de lo que soy y de lo que he sido, me pregunto mucho, mucho, preguntas que tal vez nunca pueda resolver y que si hoy no tienen importancia para mucha gente, entonces tal vez, y sólo tal vez no deberían tenerla para mí..."
Continuará
Luis E. Olivares
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