lunes, 7 de septiembre de 2009

CUENTO DE LUNES "LA MANCHA ODIOSA"

Tenía miedo de abrir los ojos y darme cuenta de aquella extraña extensión de piel que asomaba en mi nariz, con apenas 17 años, no parecería extraño que mi cuerpo se llenara de erupciones malditas, de color rosáceo, como espinas dolorosas de una etapa en la cuál uno se siente extraño en su propio cuerpo.

Me reanimaba pensar que no tenía que salir de mi habitación, era un maldito "freak", metido en mis libros, en la pornografía internáutica, en los animes perdidos en toda la habitación, en los vídeos de "Star Wars" o "El Señor de los anillos", la música electrónica a todo volumen, y tal vez si me dan ganas, escuchar a algún grupo indie, de esos que no escuchas habitualmente en la radio o si lo haces es solo porque el grupo se ha "vendido" caro a la publicidad habitual para mantener a todo un grupo de tarados que no hacen más que engordar sus carteras "promoviendo" a la música que consideran independiente, si hasta se pelean por parecer el más "liberal", el que más "le llega" a la juventud". Me dan asco.

Miré una revista de videojuegos, vi un par de páginas y la aventé en contra del único espejo de mi habitación, no estaba de humor, ni para mi mismo, ni para mis padres que de seguro vendrían en unos minutos a tocarme la puerta, solo para que cumpli mi rol de buen hijo, pero hay veces que también detesto ser un buen hijo, sólo quisiera encerrarme, y perderme entre la oscuridad hechiza de mi habitación, con las vidrios pintados de negro, de la única ventana por la que en ocasiones se asoma la luz del sol, sólo cuando dizque me siento "feliz", yo diría, cuando no me siento tan extraño, justo como ahora.

II

Me senté en la orilla de mi cama, los toquidos de mi puerta terminaron por fastidiarme y tuve que acceder, pero me quedé detenido, como si un vacío se apoderara de mi cuerpo, de pronto mis manos, ya no eran mis manos, mis piernas velludas y blancas, ya no eran mis piernas, mi cabello crecido y sin orden, ya no era mi cabello, era yo, sin un cuerpo, era yo sin una razón para moverme, tal vez sin voluntad.

Me detuve ante el espejo, ese crítico infame que me tortura todos los días, a veces detesto que esté aquí en mi cuerto, sólo es una formalidad malsana de los jóvenes "buena onda y cool" que deambulan por la vida, que caminan como íconos para ser imitados, o al menos para no ser ignorados. Pobres, no saben que a mi me importa un político mexicano, lo que piensen, no suelo verme al espejo. Pero esta mañana, con este cuerpo que no era mío, me detuve y me miré al espejo.

III
Pálido, extraño, con el estomago crecido, con esa piel más amarillenta y llena de pecas...ahí estaba, entonces sorprendido sentí un picor en la oreja derecha, la comenzón me obligó a darme ligeros golpes, después la comezón se convirtió en dolor, y posteriormente en fastidio, tome un lápiz, lo enredé con un trapo en forma de playera que rescaté del piso, y "violé" aquel orificio, pero la comezón no terminaba.

Dos minutos, 5 minutos, 10 minutos, entonces fue que una extraña figura parecía salir de aquel orificio, al principio pensé que era sangre... un resultado lógico del martirio al que sometí al pobre oído... pero no, era una figurita extraña, tenía vida propia porque empezó por salir de mi oído, luego se dirigió al cachete, y termino en mi nariz, en el mismo punto en dónde esta esa maldita erupción.
Ahora tenía aquel grano y aquella figura extraña, ¿un insecto tal vez? Imposible. Estoy pensando idioteces otra vez, pero ahí estaba, parecía que respiraba porque se movía de vez en cuando, yo me quedé mudo, pensando en que ese cuerpo ya no era el mío... sólo intenté soplarle con mi boca crecida hacia arriba, pero nada... fue lo único que hice, no quise golpear a esa "cosa", ni mojarla, ni quemarla, ni siquiera exprimirla como quería exprimir a ese grano maldito.

IV
Cuando todos me ven me preguntan de inmediato que es esa cosa oscura que parece respirar en mi nariz, yo solo les digo que éste no es mi cuerpo, que no lo sé... que cuando lo sepa les diré pero mientras tanto, que me dejen en paz.
Hace tiempo que yo aprendí a aceptarlo, aunque tal vez me sentiría más cómodo si esa cosa se moviera al centro de mi frente, tal vez la imagen mental que produciría sería más benévola conmigo y con los tontos que no entienden que simplemente hay cosas que no puedes evitar, y otras tantas que vives imaginándolas.

FIN

Luis E. Olivares

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