Observaba una antigua serie mexicana, famosa en los años ochenta, cuando todavía el internet, las redes sociales, el uso masivo de celulares y la guerra de spots todavía estaban lejanos en el horizonte. Cualquier referencia de relación entre los protagonistas de la serie se basaban en figuras que hoy nos parecerían extraños, al menos a los que aún crecimos sin un celular como referencia de estatus, o sin la sabiduría "infinitua" del internet. Hoy las cosas son distintas los puntos sociales de referencia parte muchas veces de conceptos tecnológicos. Sin duda los objetos de la "tecnología moderna" establecen, referencían y modifican las relaciones humanas. Hoy no entenderíamos (salvo sanas excepciones) una relación humana sin el "omnipresente" celular que hace las del acosador extraño que puede hallarnos en cualquier lado, ubicarnos, clasificarnos, estandarizarnos "comunicativamente". Tampoco entenderíamos las relaciones escolares sin la referencia infaltable del internet y de sus "sabios eternos": wikipedia, google, y porque no de todos aquellos a quienes hemos confiando también nuestro rostro para convertirnos en un ser lleno de una virtualidad no concluida, pues siempre pareceremos desactualizados, así que siempre será imperante lanzar 20 o 50 mensajes de twitter, aunque no tengamos nada que decir, publicar nuestra última foto en facebook aunque nuestra intimidad cada vez se haga más tenue, nuestras últimas reflexiones en un blog como esté expuestas a todo, que tal vez sea una de las partes más agradables de "vivir" en este mundo con millones de rostros, pero que a pesar de ello no constituyen una sola migaja de personalidad colectiva.
Ya habrá tiempo de seguir divagando en este tema, por lo pronto les comento que ya grabamos la edición número 11 de Fuera de Contexto y tenemos a un invitado especial, después de todo, alguien se animo a acompañarnos en este viaje que parecía cada vez más solitario.
Seguiremos leyéndonos.
Luis E. Olivares
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