viernes, 9 de octubre de 2009

CUENTO DE VIERNES

SIN DECIR QUE SÍ

I
No podía levantarme, me dolían los pies, me había desvelado hasta las 6 de la mañana, y cuando en el reloj ví las 2 de la tarde, no me dieron ganas, simplemente abrí mis ojos, y me dije -no voy a levantarme-. Sin embargo como suele pasarme el dilema biológico siempre es el primero que increpa mis deseos.

Me levantó y cuando salgo del baño, vuelvo a la cama, no pienso, sin culpas, sin remordimientos, sólo me recuesto y vuelvo a cerrar los ojos. Me pierdo en mil pensamientos que me aterran, en la odisea de la noche anterior, en cómo mis negaciones rotundas acabaron destrozadas con un "si" inédito, extraño.

II
Caminaba al trabajo como todos los días, casa-metro-pesero-caminar-trabajo, la misma rutina, el mismo camino, las mismas caras, el mismo flujo de gente trasnochada que no se detiene a mirarte por pensar que pueden juzgarte sin conocerte siquiera. Yo a veces me detengo a mirar a los que pasan junto a mí, de reojo, de frente, o simplemente me detengo y miro al cielo, a veces atraigo las miradas sopresivas de la gente, pero les juró que no es por llamar la atención, es sólo que quiero conservar mi humanidad, porque no deseo ser sólo un engranaje oscuro, un número frío, un recurso sin rostro, del gran sistema que nos alimenta y nos castiga muchas veces.

III
Prefiero mi propia extrañeza, mis escasas palabras, ocultarme tras la computadora en el trabajo, haciendo lo imposible por terminar antes de que crean que puedo retrasarme. Casi siempre lo logro. Pero en ese cóctel social que representa una oficina en el lugar más céntrico de la ciudad, todo parece sobreentenderse. Los jueves es noche de bar, todos están invitados, Julián, el galán de la oficina organiza y promueve su propia desventura, se le suman los emuladores, Ortiz y Ramírez, idiotas... me parecen patéticos, no tienen voluntad sólo la que pueden robarle a lo que consideran es un modelo. Luego a riesgo de parecer "odiosas" se le unen, Martina, Osiris, Laura, y esa pecosa de las copias, de la cuál no recuerdo su nombre. Cuando fui contratado estaba ahí, y supongo que cuando me vaya también seguirá ahí, como figura decorativa.

IV
El viernes es noche de "antro", relajarse, hacer vida nocturna, ir a bailar tal vez, es la misma ceremonia, el mismo ritual público-privado. O tal vez si ocurre una fecha de mayor importancia, solo se cambia de lugar y de ambiente.
Y así ocurre semana tras semana, un procedimiento administrativo más que anexar a las hojas de manuales, esta vez regulando la conducta de los empleados, todo para hacer de la rutina un infierno apacible, soportable.

V
Yo prefiero evadirme, o al menos lo intento, porque suelo sonreír mucho, al menos evito las preguntas incómodas o los silencios no planeados, suelo saludar a todos, tratando de que mis palabras encajen con el cliché cotidiano, -buenos días, que tal la fiesta, cómo dormiste, que tal el gym-. Y cuando vienen los días "sociales" entonces suelo decir siempre que sí... perfecto -los alcanzó, nos vemos a tal hora, en el mismo lugar verdad?- Como me encanta ver su rostro de incredulidad, a veces fastidiados sólo alcanzan a tirar la misma sonrisa del diario que yo les ofrezco.

Pero, en definitiva, estoy muy cansado, lo recuerdo todo, como exacatamente aquella vez sin decir que sí...llegué al "antro" aquel...Pero prefiero no decirlo, y es que en este momento estoy sonriendo, con la sonrisa del diario, ya se lo imaginan cierto?

FIN

Luis E. Olivares Guevara

PD
La siguiente semana más sorpresas en el BLOG DE VGO ESTUDIO. Feliz fin de semana.

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