Vivimos en un país lleno de cinismo y de contradicciones, en dónde la crítica se condena bajo la premisa y el prejuicio de holgazanería, como si el que abriera alguna vez la boca para quejarse de algo no tuviera otra cosa de hacer. Un país en dónde el discurso político siempre o al menos la mayor parte de las veces contraviene la realidad, en dónde se dice que el gasto del gobierno se ajusta a la crisis, cuando en la realidad se aumenta, cuando sin rubor se pide a la sociedad sufragar un gasto, cuando la clase gobernante no hace ni el más mínimo sacrificio por la nación.
Un país en donde las palabras y la cultura del "spot" ya rebasa la cruda realidad de las cifras, en dónde un gobierno del empleo, se despide este año con la tasa más alta de desempleo, o del que apela "combate a la pobreza" ha hecho a más 5 millones de personas pobres en sólo tres años (Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social).
Vivimos en un país desigual en donde los pobres son más pobres hoy que hace dos años, y los ricos son... mejor no digo nada.
Vivimos en un país gobiernado por gente ilusa, torpe o sencillamente malévola, que recorta el gasto a un sector al que en tiempos de crisis debería aumentar su presupuesto, las universidades.
Es un país cínico, en dónde los medios masivos, dan muestra de estupidez o de sobrada apatía, con pogramas para "entrener" la caída de muchos, de todos a la indiferencia, son aquellas televisoras que trivializan hasta el acto más insignificante de una persona de no mayor valor que tú o que yo, pero que parece más valiosa porque está en la caja idiota. Sí vean el "llanto de Paquito", es un acto tan trascendente que merece ser visto por millones de personas.
Vívimos en un país de contrastes, en dónde los ricos pagan menos y los pobres pagan más.
Sí, que extraño país, es un país que a veces también perdona la burla.
Luis E. Olivares
No hay comentarios:
Publicar un comentario